Parece ser que hay tres categorías de olvidos. La transitoriedad, la distractibilidad y el bloqueo.
Distractibilidad es cuando olvidamos, por ejemplo, dónde hemos dejado las gafas. Normalmente, ponemos las gafas en cualquier sitio sin prestar atención a lo que hacemos y si no prestamos atención a lo que hacemos, ese momento nunca llega a la memoria y no lo puede almacenar.
De esto me acordé ayer en un conversación que tuve en la biblioteca con una chica que estaba preocupada porque su sobrino no era capaz de recordar lo que había leído, escasos minutos después de haberlo hecho.
En algunos casos, las niñas y los niños aprenden a leer pronto y bien, pero no leen porque quieran hacerlo, lo hacen por obligación y su cabeza "se pierde" pensando en esas otras cosas que sí quieren hacer. La información no llega a su memoria y no la puede almacenar. Posiblemente por este motivo no sean capaces de contar lo que han leído.
¿No nos ocurre a los adultos, que leemos pensando en la lista de la compra y tenemos que leer la misma hoja 7 veces? ¿No ocurre que cuando el libro nos gusta ya se puede caer el techo de la habitación que seguimos más concentrados que un cirujano en plena operación a corazón abierto? Pues imagínate ... una cabeza infantil, inquieta, con ansias de aprender, de ver dibujos, de jugar, ... ¿Concentrarse? Bien difícil.
Importante (creo yo): que lean lo que les gusta leer, que puedan elegir y que entrenen su mente (para la lectura y la comprensión) desde ahí. Y luego ya podrán leer y comprender hasta la información bursátil. A veces es mejor tomarse las cosas sin prisa que querer correr y tropezar 70 veces. Al final, de tanto caer, duelen las rodillas.
Y lo digo yo, que tengo menos memoria que un pez enano y mi hijo más "distractibilidad" que un saltamontes en pleno campo. Nosotros, en casa, seguimos con las sílabas y los dibujos.
Un beso grande, grande. mjo.
Distractibilidad es cuando olvidamos, por ejemplo, dónde hemos dejado las gafas. Normalmente, ponemos las gafas en cualquier sitio sin prestar atención a lo que hacemos y si no prestamos atención a lo que hacemos, ese momento nunca llega a la memoria y no lo puede almacenar.
De esto me acordé ayer en un conversación que tuve en la biblioteca con una chica que estaba preocupada porque su sobrino no era capaz de recordar lo que había leído, escasos minutos después de haberlo hecho.
En algunos casos, las niñas y los niños aprenden a leer pronto y bien, pero no leen porque quieran hacerlo, lo hacen por obligación y su cabeza "se pierde" pensando en esas otras cosas que sí quieren hacer. La información no llega a su memoria y no la puede almacenar. Posiblemente por este motivo no sean capaces de contar lo que han leído.
¿No nos ocurre a los adultos, que leemos pensando en la lista de la compra y tenemos que leer la misma hoja 7 veces? ¿No ocurre que cuando el libro nos gusta ya se puede caer el techo de la habitación que seguimos más concentrados que un cirujano en plena operación a corazón abierto? Pues imagínate ... una cabeza infantil, inquieta, con ansias de aprender, de ver dibujos, de jugar, ... ¿Concentrarse? Bien difícil.
Importante (creo yo): que lean lo que les gusta leer, que puedan elegir y que entrenen su mente (para la lectura y la comprensión) desde ahí. Y luego ya podrán leer y comprender hasta la información bursátil. A veces es mejor tomarse las cosas sin prisa que querer correr y tropezar 70 veces. Al final, de tanto caer, duelen las rodillas.
Y lo digo yo, que tengo menos memoria que un pez enano y mi hijo más "distractibilidad" que un saltamontes en pleno campo. Nosotros, en casa, seguimos con las sílabas y los dibujos.
Un beso grande, grande. mjo.
Cuanta razón tienes... que tuve que leer el Quijote y hacer un resumen para la escuela y solo me acuerdo de que tenia la bicicleta con el motor encendido y a mis amigos esperando.
ResponderEliminarUn beso.
Y cómo se le llama a a la imposibilidad de olvidar?
ResponderEliminarCómo se puede olvidar a una persona hermosa reversible (permíteme el plagio), muy segura de sí misma cuando se enfrenta al mundo, y que cuando habla con uno tartamudea y se le agolpan las palabras, se le traba la lengua. (Seré malo por que me asome una sonrisa cada vez que lo/la recuerdo?)
A mí me pasa lo mismo con ella. Y no, no consigo olvidarla por muy arrinconada que la tengo.
Mjo, una vez, hace ya mucho tiempo, preguntabas si nos conocíamos. Yo a tí, y por las visitas esporádicas que hago a tu rincón, te conozco un poco. Tú, a mí, no.
Algún día