jueves, 26 de enero de 2012

Los últimos besos.


"Si se hace daño, le consuelo. Si se pone enfermo, lo cuido. Si se equivoca, le corrijo. A menudo le pido más de lo que puede darme y, casi siempre, me exige más de lo puedo ofrecerle. Habla para que yo calle y sólo me reconozco cuando me expreso a través de él. Para que crezca, tengo que encogerme. Para que madure, tengo que marchitarme. Dependemos el uno del otro. Si discutimos, yo impongo mi posición aunque la razón la tenga él. El final llegará cuando ni el cuento ni el hijo me necesiten y tenga que fingir que no me molesta que hagan su vida."

Todas los jueves, cuando llegó del rincón, me espera despierto para recibir los últimos besos del día. Duerme bien, cariño. Y sueña cosas bonitas.

El libro ... La bicicleta estática de Sergi Pámies. El cuento 14. Unplugged.

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