Por fin. Cuando ya empezábamos a tener que disimular con pañuelos y sombreros de paja (y grandes lazos de lunares) la aparición de un musgo tupido y verde detrás de las orejas, ... por fin ... apareció el sol. Bienvenido seas. No sé cuanto tiempo vas a quedarte, pero me da igual. Pienso estar agradecida por cada minuto que te dejes ver en este inmenso cielo azul.
Ayer, contenta como una niña con zapatos recién estrenados, salí a la calle y ya no quise entrar hasta que no me quedó más remedio. Y es que no estaba el día para desperdiciarlo en otra cosa que no fuera sonreír al aire libre. Y es que yo soy como una calculadora sin pilas, de esas que se alimentan de la energía solar. Y cuando llueve, si no tengo reservas, funciono peor. A veces, lo reconozco, tengo complejo geranio.
Un beso y buen miércoles. (Recuerda: hoy no es lunes) Nos vemos. mjo
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