Iba yo ayer por la calle con algo de prisa para variar, cuando me crucé con un chico joven, bastante joven. Enseguida me pareció ser testigo de esas cosas peculiares que me llaman la atención. Él llevaba camiseta de manga corta, pantalones vaqueros y unas simples zapatillas sin calcetines. Yo, ay ay, llevaba camiseta de tirantes, una camisa, una chaqueta de lana fina y un chaqueta algo más abrigada por si acaso, pantalones, calcetines y botas. Y un paraguas porque nunca se sabe. Es increíble. En esas pequeñas cosas una se da cuenta de cómo pasa el tiempo. Yo, siempre he sido algo friolera, pero es que ahora, más cerca de la vejez que de la adolescencia, me parece una imprudencia salir del hogar sin lo necesario por si se presenta, de repente, un temporal de escala ... mucho. Y como dice una amiga mía esto no va para mejor.
Habrá que sonreír cuando estas cosas de la edad y el miedo (al frío me refiero) se presenten y no dejar que nos estropee el día.
Un besote grande. mjo
Que me vas a contar, ayer salí a dar una vueltecita en bici y me colge a la espalda material logístico como para pasar dos noches al raso.
ResponderEliminarMejor, mejor. Hay que cuidarse de los catarros.
ResponderEliminarUn beso grande.