"Al fin se decidió por escribir a mano. Fue a comprar un paquete de folios, sin rayas ni cuadros. Compró también una pluma y tinta. Resultaba inquietante adquirir cosas nuevas cuando uno se sabía condenado, tenía todavía menos sentido que de costumbre. El dueño de la papelería le dijo: ¿se encuentra bien? No tiene buena cara. Y él le contesto: me estoy muriendo, será por eso."
Que nadie te salve la vida. Flavia Company.
Seguro. A mí me suena mucho esta argentina. Yo ya he leído algo suyo pero no recuerdo qué. Esta cabeza mía cada vez está más despistada. No puede ser. Lo tendré que buscar en este blog, que es donde anoto todo lo que leo. Antes lo hacía en una libreta muy mona que tengo pero desde que empezó el rincón y este blog, ya no lo hago. Craso error. Bueno, pues eso, que no me acuerdo.
Un beso grande y hoy, recordad, también hay cine. Dos películas. Donde siempre. En el Z. Aretoa.
Muak. mjo
Que grande, grande, grande.
ResponderEliminarAquí si que aprendemos, el personaje no se enfrenta a la muerte, se enfrenta a la vida y la tiene que luchar hasta el último suspiro.
Un gran libro que os recomiendo a tod@s.