"Berta Quiñones, la pobre, no había pegado ojo en toda la noche. Llevaba en pie desde las seis de la mañana, haciendo tiempo para llamar a las chicas, pensando en cómo iba a trasladarles las malas noticias mientras ponía una lavadora, fregaba el suelo de la cocina, regaba las plantas y pasaba la aspiradora.
Aquélla no solía ser su rutina de los domingos. Berta era exactamente lo opuesto a una limpiadora compulsiva. Cuando no tenía que ir a trabajar, remoloneaba entre las sábanas hasta bien entrada la mañana, olvidada de todo y de todos, relajada como una niña pequeña, solitaria y feliz. Luego se preparaba un café con leche, salía al balcón, le dedicaba el mejor de los bostezos a su calle vacía y pasaba el resto de la mañana leyendo novelas."
La felicidad es un té contigo. Mamen Sánchez.
Un beso de vacaciones. mjo
que bien huelen los tilos que estan en el parque rojo es una delicia,y la torre de la iglesia de santa maria tan bonita tan delicada junto al ibaizabal.
ResponderEliminar¿Son tilos? Gracias. Me encanta el olor pero no sabía que esos árboles eran tilos. Estos días encapotados, el olor llega hasta la calle San Miguel.
ResponderEliminarQué maravilla leer bajo los tilos, mientras te envuelve su fragancia y ayuda a dejar volar la imaginación, (así como ensimismado en la historia).
ResponderEliminarPor cierto, mañana toca pisci (por fín) y no tengo nada para leer, ¿tienes algo?. Me voy a la biblio.....
No te he reconocido con chanclas y camiseta (tanta camisa de oficina y maletín de portatil).
ResponderEliminarDisfruta de la piscina, y de la lectura. Yo me voy al monte. A dormir la sienta, tras la paella, a la sombra de algún árbol grande.
Besos.