... aunque unos meses más joven. Lo sé. Ahora ya me ando mejor de cuentas. Te escribo hoy porque mañana no podrás leer. Los ordenadores y las aguas termales no son muy compatibles. (Qué envidia me das, cochina.) Disfruta. (¿Por dónde iba?) Digo, que te escribo hoy, un día antes, para que sepas que este año no lo olvido. 11 de noviembre, tu cumpleaños. No sé cuando te veré. Ni cuando podré tirar de tus orejas empendientadas, ni cuando podré besar tus pecas y aprovechar para robarte un poco de ese olor que siempre hay en tu pelo. No tengo ni idea. Pero lo que sí sé, como mi propio nombre, es que fuiste la primera amiga que tuve en la vida (después de mi hermana) y espero que pase lo que pase (y mira si han pasado cosas, madre mía) sigamos siendo siempre amigas. Viejitas, y amigas. ¿Te imaginas? Yo sorda, tú despistada, yo coja, tú con lumbago, ... qué lindo panorama.
Te quiero mucho, muchacha de rizos locos. No cambies mucho. Tú sigue viendo el mundo y la vida con ese amor con el que siempre miras. Es precioso. Un beso sonoro, de pueblo, y con risas de otoño. mjo
Hola. Lejos voy a estar de aguas termales, pues al final salvo sorpresa de ultimo minuto habremos de contentarnos con recorrer durante el día algún lugar cercano pues no podemos faltar de casa por la noche.
ResponderEliminarpero en este momento, creo que las lagrimas de felicidad y agradecimiento que me has hecho derramar son mucho más terapéuticas que cualquier balneario.
Gracias mil y una por darme tantas oportunidades. Que el destino nos depare muchas muchas muchas ocasiones de seguir compartiendo
Fátima