domingo, 12 de julio de 2015

Descalzó su pie herido ...


(que no desnudo) y vio lo roto. Francés, guapo, cuidadoso (y si no era así, no importa, esto se llama licencia poética) cuidó la lesión y dio paz a su alma atribulada que tan sólo quería escuchar que no era grave y que se recuperaría pronto. Tres fueron ellos, guapos y fuertes, los que le llevaron desde la caída hasta el ave de hierro que la llevaría por los aires al hospital más cercano. Libélulas, parecen estos aparatos, capaces de ir a buscarte a la montaña más rocosa o al pico más alto. Tantos flashes como en la boda de la Diana de Spencer recogieron la escena. Esperamos ver las photos. Ahora yace (poco) en su lecho, riéndose de lo vivido y deseando volver a escalar montañas.

Ella es así, no para. Y que no pare. En la vida, cada una arriesga lo que quiere para sentirse viva. Ella arriesga ... siempre que puede.

Un beso en la punta del dedo gordo del pie izquierdo. mjo

Nota: sabes que tengo práctica en conducir sillas de ruedas. Cuenta conmigo para lo que quieras.

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