miércoles, 9 de marzo de 2016

El cojo contrariado


"Harto de dar vueltas al párking del Hiper sin encontrar un solo hueco libre, me metí en una plaza reservada a los minusválidos. Pero no había acabado de poner la barra de seguridad cuando advertí que un vigilante observaba mis movimientos a tres o cuatro metros de distancia. Salí del coche haciéndome el como y atravesé aquella despiadada superficie renqueando de la pierna derecha. De vez en cuando volvía la cabeza para ver si el vigilante había cambiado de sospechoso, pero no. Es más, cuando estaba llegando a la puerta del establecimiento, comprendí que se disponía a seguirme, por lo que no tuve más remedio que continuar disimulando. "

Página 151 del libro Los objetos nos llaman, de Juan José Millás. (En booket)

Si quieres saber el final del relato, tendrás que venir el jueves al rincón. Siempre hacemos un hueco para este (...) autor.

Un beso sonoro (ya sabes, de pueblo). mjo

Nota: Yo también podría aparcar sobre la acera cuando tengo prisa, y en línea amarilla si es solo un momentito, yo también podría practicar la doble fila para bajar pasajeros, o para coger el pan, o ... pero no lo hago, no, ... porque no está bien.

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