viernes, 22 de abril de 2016

Buzo nuevo


Lo mismo me da el vestido de flores que la ropa de monte. Lo mismo me pongo pantalón de franela que falda vaquera. No tengo problemas para mutar mi apariencia. Hoy me compro un vestido de baile y mañana una chaqueta de hombre. Sin complejos. ¿Para qué? Y dentro de esta amplia variedad, notaba la carencia de algo desde hacía mucho tiempo. Una prenda que no podía faltar en ningún fondo de armario, ni en ningún lujoso ropero. Imprescindible objeto de deseo.

Me estoy refiriendo (es mi última adquisición) a mi nuevo buzo de operario en color gris marengo, con puños (que he cortado) y cremallera desde la entrepierna hasta la garganta. Goma trasera en la cintura incluida, por supuesto. Una maravilla de confort y de elegancia. El Top ten de la moda femenina. La prenda más deseada entre las damas que, como yo, han perdido la cabeza. Monísima estoy. Favorecida hasta el infinito y mucho más allá. Atractiva a la vez que discreta y elegante. Categoría. Sólo me faltan las botas con punta de acero, el casco amarillo, y  ¡venga!... a la obra.

Y es que siempre me mancho, si no es de pintura, de arena, y si no me engancho con algo no soy yo, soy otra. Ayer pinté de negro la manga de una chaqueta clara. Me niego. Hay estreno buzo, buzo nuevo, y si a alguien no le gusta que no mire. Les Luthiers siempre decían: "Lo que opinen los demás de mí, ... no es de mi incumbencia."

Un beso en buzo y calcetines de rayas. mjo

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