¿Y qué si se emociona la voz con la lectura? ¿Y qué si los pendientes llevaban tiempo en el cajón o el alcohol de romero era casero? ¿Cuál es el problema de no recordar una palabra exacta o un nombre o una cara? No hubo cena pero sí unas copas y algo para picar. No hubo baile. Hubo charla. También algunas fotos para el recuerdo y, como siempre, ganas de seguir siendo amigas y cuidarnos bien, ...o mejor.
La vida pasa, claro, y nos hacemos grandes. Yo seguiré diciendo tonterías, si me disculpan. Y seguiré soñando con libros ilustrados, gatos azules y estrellas de barro. Y seguiré buscando una piña perfecta para cada una. Haberlas haylas, como las meigas. Sin lugar a dudas. Y desearé belleza y risa, y alegría sincera. ¿Qué pasa si se embarga la emoción con la lectura? Pues nada.
Un beso para las chicas que acudieron ayer a este nuestro último rincón del año. Y también a las que no pudieron acudir porque andaban lejos o muy lejos. mjo
Nota: ¿Qué cosa fuera la maza sin cantera?
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