martes, 17 de enero de 2017

Puntos y comas


Tan chiquito, el punto, y qué importante es. Y la coma, igual. Sin la coma, sin el punto, leer, hablar, incluso pensar,... no es lo mismo. No se dice lo mismo. Me gusta respetar las reglas. Me gustan las pausas, los silencios, los giros. No soy tan amiga de las comillas. Y confieso ser enemiga de los deditos en alza haciendo su referencia. Y si es con las dos manos, ni te cuento. Me gustan los paréntesis. Esos que al hablar se entonan con la voz más bajita. Y las exclamaciones, con más énfasis en el tono. Y por supuesto las interrogaciones. Sin preguntas... no somos nadie. 

Pero, he de reconocer que no está muy de moda, y de las dos marcas de interrogación tan solo se escribe una, la última. Como en inglés o en euskera. Y como las exclamaciones. Y el punto y coma, que desapareció ya hace tiempo de las conversaciones escritas vía teléfono sin cable. Y las comas y los puntos parecen ser poco necesarios y las frases nunca sé por dónde empiezan y muchos menos cuándo se acaban. Y todo puede ser una cosa u otra, depende del ojo con el que se mire. Y a veces me pierdo y otras veces soy capaz de responder en tres versiones distintas. No es normal, ¿verdad?

Un beso de tema repetido, lo sé. mjo

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