sábado, 23 de septiembre de 2017

Yo era muy feliz en verano


Mi estado natural es descalza y despeinada. Muy despeinada. Vivo feliz sin espejos que me arrojen una imagen que no necesito: con ojeras, algunas manchas y todas las canas del mundo en una cabeza. Me gusta mirar a lo de fuera, no a lo que yo tengo. Mirar a mi familia, mis amistades, los bellos paisajes, los enormes cielos, eso quiero, ... no necesito verme yo a mí misma continuamente. Con un vistazo al día, más que de sobra. Te quedas con esa imagen en el espejo del cuarto de baño, prodigiosamente iluminado, y listo, a pasar el día recordando lo linda que te viste a tempranas horas de la mañana. (Algo así hace también Santiago Segura, lo dijo en una entrevista.) 

Eso sí: Prohibido mirarme en los escaparates, huyo de probadores en tiendas que no seleccionan bien sus bombillas, y nunca, bajo ningún concepto, doy por válido mi reflejo en una cuchara, en una olla o en las gafas de sol de esa amiga que no se las aparta para no enseñar su mirada. La imagen es una tontería, nos influye demasiado.

Es por eso que me gustaría vivir en una isla, no necesariamente desierta (eso es lo de menos) para no dedicar tiempo a mi imagen y ser feliz aún descalza, zarrapastrosa y despeinada. En estado natural, sin demasiados trucos. 

Un beso de tipa rara. mjo

Nota: El buen clima ayuda mucho a estar mona aún sin estar arreglada.

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