"Los psiquiatras llaman “meteorosensibles” a las
personas propensas a padecer cambios de estado de ánimo acusados
causados por las variaciones meteorológicas (quizá, más de la mitad de
la población). Pero es cierto que el viento en especial, está detrás del agravamiento (más que el
desencadenamiento) de patologías mentales. La razón es que las
variaciones en la polaridad e intensidad de la carga iónica de la
atmósfera alteran la actividad neurotransmisora central. El más famoso
de estos trastornos se conoce como “efecto Fohen”, que describe las consecuencias de los vientos del desierto."
Pues sí, yo tengo el efecto Fohen este. Cada vez que el viento sur calienta nuestras cortas tardes otoñales (también me ocurre en las otras tres estaciones) yo me vuelvo medio loca, o loca entera (según se mezcle la cosa con otros ingredientes). Y es que no puedo meterme en casa si el aire es cálido y la noche templada. Que me muero por un paseo, o por una charla en la calle, o una cena en la terraza. Ya llegará el invierno con su poca luz y sus tardes de lluvia para hacer que me quede, como una amama, en el sofá y con una mantita. ¡Viva el viento sur y sus efectos!
Un beso a la luz de la vela. mjo
Nota: Sólo pido que me entiendas.
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