Perdí la llave, sí. En una clase de (diremos) unos cuantos metros...perdí la llave. Busqué, busqué y rebusqué y no la encontré. Al final, y sobre todo porque era ya muy tarde, me rendí, me disculpé y me retiré. Al llegar a casa, me quité la chaqueta y (sí, sí) en el bolsillo tranquilamente... la llave y su correspondiente llavero. Maldije mi torpeza, producto del cansancio seguramente y volé al teléfono para volver a disculparme, esta vez, por dar tanta guerra y tanto jaleo. No había más explicación. Todas las personas cometemos errores. Lección aprendida. Ésta no se me olvida.
Para dejar a un lado el episodio, recuperar la energía y mitigar el dolor de mi dedo,.. me tiré a los brazos de mi fiel Morfeo para dormir (diremos) unas cuantas horas. (Sí, guapa, ayer con el ajetreo volví a rasgarme la uña herida, la pobre uña del dedo machacado aquel sábado de verano con la puerta del ascensor. Qué daño.)
Un beso de chica para todo. mjo
Nota: Hoy, como nueva, tiritas aparte, vuelvo a empezar un jueves que promete ser muy variado. Reuniones, servicio de peluquería y barbería a domicilio, rincón, lavadora, cocinitas, algo de pintura...
No hay comentarios:
Publicar un comentario