Los reencuentros siempre saben ricos, más aún si la cita es con alguien a quien quieres de verdad y hace mucho que no has visto. Si a todo eso le sumas un perro besucón y una infusión con vistas al atardecer, ... el paraíso.
El baño fue breve, el sol bastante tímido entre nubes de colores y la charla inagotable, como siempre. Podemos conversar durante minutos, tres horas o cuatro días, da igual, siempre nos sabe a casi nada. Era de noche cuando salí de esa casa con olar a mar, a flores y a vida. Me llevé en la retina y en la memoria el blanco y el azul de la vajilla, la luz, los detalles, el aire...(tantas cosas) Y sobre todo, la armonía de un lugar tan encantador que me hizo sentir como si ya hubiera estado ahí un millón de veces.
Gracias por una invitación tan especial y tan inolvidable. Volveré en mis sueños, lo prometo.
Un beso con risas. mjo
Nota: Me hace tan bien estar contigo...
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