Hoy conducía bajo un cielo azul abarrotado de nubes grandes y gordotas. Preciosas nubes blancas y esponjosas como la nata de las tartas. Cúmulos, he pensado. También estaban los Cirros y ... (y me he quedado en blanco) Yo, que repito como un loro cosas tan absurdas como que los Helechos se reproducen por esporas porque lo aprendí en la escuela y aún no lo he olvidado, ahora me sorprendo a mí misma en una falta de memoria inusual y preocupante. He tenido que mirarlo, Estratos era el nombre que me faltaba. ¿Qué le pasa a mi cabeza?
Horas después de este pasaje con las blancas nubes he recibido una llamada de ésas que te ponen el día patas arriba y las nubes ya no te importan nada. Algunas cosas no deberían pasar, claro, pero pasan por ley. Y a veces pasan en verano, con toda la familia repartida, y eso hace más difícil lo difícil.
No recuerdo el nombre de las nubes pero sí la última vez que le vi, en el cumpleaños de Irene. Ya está. Ya nunca más.
Un beso a toda su familia que es casi mía también. mjo
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