En algún lugar de este blog podrás leer que, aventurera bruja meteoróloga como soy, predije yo que el mal tiempo no llegaría hasta la festividad de Todos los Santos. Por unos días me equivoqué. A la vuelta de la esquina se encuentra la mencionada jornada de flores, añoranzas y cementerios y desde el viernes pasado, la lluvia, el frío y el viento azotan mis pobres plantas e inundan mi limonero. Era de esperar, el verano largo tenía que acabar tarde o temprano. Y ahora, a todo correr, sacamos ropas del armario que ignorábamos con desaire. Malvadas que somos. Muy malvadas.
Plumíferos, gorros, guantes, chalecos, ... todo sirve. Hay que buscar abrigo en las capas exteriores y por dentro, a rellenar de infusiones, emociones bonitas y pensamientos gratos, que el invierno aún no ha llegado (seguimos en otoño ¿no?) y en algunos lados parecemos esquimales.
Un beso de lunes y relojes despistados. mjo