Juré no volver a tocar una pantera rosa, lo recuerdo, un día de marmitako. Nunca máis. Que lo digo siempre, es más fácil la abstinencia que la moderación. Mil veces. Pero no, sobre donuts no juré nada. Ni diré. En la cola del super me lo dijo ayer un ex-alumno, si se quita con un poco de azúcar, no es tan grave. Ay, que recuerdos. Vueltas y más vueltas dimos, ella y yo, con excusas diferentes; que si pisos, que sin bandejas, que si no lo muevo nada, que si otra vuelta, anda pero si nos lo hemos pasado antes, ... un crucero en toda regla. Nunca se me hubiera ocurrido. Y nunca se me va a olvidar. Me llevó de un lado a otro mientras yo explicaba lo inexplicable. Y mientras ella me explicaba lo de tantas veces. Y las que nos quedan, guapa. Y luego, tras tanto kilómetro en redondo, el antojo del donuts. Ahoguemos nuestras penas. Aquí, allí, al final en mi casa. Y llegamos como los bomberos, a apagar un pequeño fuego. Sí, siempre que hay mates, se enciende alguna hoguera. Tienes que venir más a casa.
Gracias por llevarme y traerme y volverme a llevar y volverme a traer. Ya se sabe que mientras voy y vengo, ...
Un beso de paraguas en el maletero. mjo
...por el camino me entretengo, jaja. Lo peor fué explicarle a tu esposo que habíamos ido a por bandejas, pero volvíamos sin ellas ...
ResponderEliminarSolo tomaste la mitad de uno. Tramposa. Te quiero mucho.
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