Ahí hemos estado un buen rato, tú y yo, delante de la puerta nueva del ayuntamiento. (Puerta corredera por cierto, como debe ser. Claro.) Hablando de todo un poco y (sobre todo) mucho, como es habitual en personas de nuestro calibre: comunicadoras por gusto y necesidad, que para estar calladas tiempo habrá.
Ella, para un lado, y yo para otro, pero no acabábamos de arrancar. Y mientras tanto, la más preciosa de las 3, diciendo agur con su manita. Para comérsela entera estaba hoy, con su blusa amarilla y su falda vaquera. Es bonita y dulce como una fruta de temporada. Y te entran unas ganas de morder... Cierra los ojos cuando le toco con mis manos frías. Y yo me derrito. Me encanta la alegría que contagia, sobre todo desde su último viaje a la ciudad condal. Está estupenda. Y su madre feliz y contenta. Como para no estar.
Ella, para un lado, y yo para otro, pero no acabábamos de arrancar. Y mientras tanto, la más preciosa de las 3, diciendo agur con su manita. Para comérsela entera estaba hoy, con su blusa amarilla y su falda vaquera. Es bonita y dulce como una fruta de temporada. Y te entran unas ganas de morder... Cierra los ojos cuando le toco con mis manos frías. Y yo me derrito. Me encanta la alegría que contagia, sobre todo desde su último viaje a la ciudad condal. Está estupenda. Y su madre feliz y contenta. Como para no estar.
Creo que nos teníamos que conocer. Era cuestión de tiempo. Y ya llegó. Ahora, ... para lo que quieras, chica de las gafas en la cabeza.
Un beso de sobres de papel y camisetas de colores. mjo
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