Después de un fin de semana chorreante de siestas largas, plagado de tranvías y trenes, cementerios, paseos, museos varios y escalinatas por las que no bajábamos desde hace más de 20 años, después de un fin de semana mitad casero y musical, mitad aventurero y reparador, llega, de nuevo, como siempre, una larga, sugerente e increíble semana. (Lo de larga lo digo porque contiene sus 5 días con sus cinco noches enteras.) Llega con lluvia, que al parecer quiere quedarse. Llega con trabajo y reuniones, y planes, y todas esas cosas habituales. Y me pilla, doy gracias, ya más reestrablecida de malestares y estornudos. No hay mal que cien años tenga. Ni siempre las flacas llevamos pulgas.
Quiero desearos, con todo mi corazón, una semana llena de posibilidades, de paciencia y de cariño. Que vida solo hay una y hay que disfrutarla.
Un beso de garbanzos en remojo. mjo
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