Ha sido sencillo, mi buzo, un cinturón de herramientas, el lustroso casco azul... y unas cuantas dinamitas de fabricación casera que parecen de verdad. Ni el coyote y su TNT. Mejores, mucho mejores. Las ha hecho él. Y él es un artista.
Llega carnaval y me pongo nostálgica. Recuerdo aquellos años es los que disfrazarse era como una necesidad vital y donde te jugabas la diversión más gansa. De monja, de marinero, de cantante de jazz, de payasa, de charleston, de mafioso, de ... tantas cosas. Y ahora, de nada. La última vez fui de pescatera. Pero fue en una fiesta privada, eso no cuenta. A mí lo que me gusta es vestirme y convertirme en otra persona, y salir, y bailar y ver al resto siendo también otras personas. Se ha perdido la magia, la trampa, y nos ha invadido la verguenza o las pocas ganas. Tal vez sea la edad, y esto es lo que toca. Mirar y no participar. Mirar y dejar pasar.
Él hoy va de obrero demoledor, feliz como unas castañuelas. Y pienso: como yo a tu edad. Espero que lo disfrutes. Esta tarde te veré bailar.
Un beso al chico de mi vida. mjo
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