viernes, 27 de marzo de 2020

Cosas del destino



Algunas veces ocurre que sabemos lo que queremos y también lo que no. Yo con los libros soy una petarda y basta que me recomienden algo para que no me interese de repente la oferta. Pero debo reconocener, y mi orgullo no se resiente por ello, porque creo que de orgullosa tengo poco y solo a ratos, que me han hecho un favor por poner delante de mis narices libros que no habría considerado, ni de lejos, de mi interés ya de antemano. 

Aquí anoto algunos ejemplos:

El sitio de Constantinopla, de Mika Waltari. Me lo dejó un profesor antipático y borde que me trajo loca durante unos cursos con su despotismo y su mal genio. Al final, el libro me encantó y el profe resultó ser un ... (diría amor, pero imposible. Fue un horror.)

Samarcanda, de Amin Maalouf. Me lo regaló un chico curioso un noviembre del 94. No es que recuerde el día con memoria de elefante, es más bien que cuando me lo entregó, puso en él la fecha. En el libro había marcado un breve trozo: 

-¡Qué solo estabas, Jayyám, junto a tu amada!
Ahora que se ha ido, podrás refugiarte en ella. 

El pájaro espino, de Colleen McCullough. Era yo de las que leía los libros y después veía las películas, siempre en eso orden. Nunca lo contrario. Pero en esta ocasión, el turno fue al inverso y después de aquello decidí callarme ya la boca para siempre. Lo leí por primera vez cuando trabajaba de niñera y, creéme, aún lo conservo.  No recuerdo quién me regaló este libro. Una amiga seguramente y se lo agradeceré eternamente. Tengo recuerdos de lectura bajo un tilo que no olvidaré en la vida.

Un beso de ...cuántos recuerdos. mjo

5 comentarios:

  1. Intentos fueron muchos con Milán Kundera, y al final resultó que no era tan insoportable la levedad del ser ... Un abrazo de la de los thrillers

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  2. Y sin embargo a mí me enamoró en un segundo y medio.
    Cada persona es un mundo en todos los aspectos. Y brindo por ello.

    Un besote a la chica de los thrillers y los puzzles. mjo

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  3. A mí es que los libros sobre todo me llegaban por el círculo de lectores. Alguna vez me regaló alguno algún amigo pero nada demasiado reseñable. Y cuando cumplí ya unos años fui yo quien salió a buscarlos. Sobre todo en las estanterías de la biblioteca de Alejandría, perdón quería decir de casa de mis padres. Muxus

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  4. Quien pudiera ver semenjante maravilla.

    ¿Qué estás leyendo estos días?

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  5. Ayer acabé loba negra. Hoy estoy con millás

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