Estaba anoche yo en reposo colectivo cuando de repente entró un mensaje en mi móvil: ¿Arándonos? Lo entendí sin más palabras. Era mi amiga que me avisaba de un error en este blog. ¿En el título o en el escrito? pregunté, sopesando si encender el ordenardor o dejarlo para hoy por la mañana. Ambos, contestó. Me levanté, encendí el portatil y cambié el palabro recién inventado. Qué haría yo sin mi vigilante de palabras, siempre atenta a lo que escribo, pienso o digo. Ella, duerma bien o duerma poco, está ahí, como el pan tierno por las mañana. Gracias.
Un beso a la chica de la alfombra y las sillas nuevas. mjo
Nota: Para colmo, no eran arándanos, eran frambuesas. Unas riquísimas frambuesas rojas.
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