miércoles, 13 de mayo de 2020

Sueño


Leí una vez:

Si amas a alguien, déjalo dormir.

Eso es en lo que he pensado esta mañana, cuando ha sonado el despertador. Llovía (factor 1) mi compañero de almohada (después de varias horas de insomnio en el sofá) respiraba plácidamente junto a mi oreja (factor 2) y al otro lado de la casa, nuestro largo descendiente, roncaba (seguramente) a pierna suelta (factor 3) La suma de estos tres interesantes factores ha hecho que yo, en silencio y con cuidado, me haya recolocado buscando el calorcito tibio que tienen las sábanas por la mañana y haya seguido soñando con cosas lindas y ... (por supuesto) el desayuno. 

Dormir es la quinta esencia de la salud. Acostarse en una cama fresca, dormir sin pensar en nada, y levantarse con el sonido de los pájaros, o de la lluvia o de lo que sea, ... es un regalo. También es cierto, que estos últimos días, tal vez esté yo durmiendo demasiado. Ocho horas por la noche y a veces, casi dos de siesta. (Mi vecina se ajusta las gafas con el dedo del medio cuando, con toda mi inocencia, y de ventana a ventana, se lo hago saber. Perdona, vecina, perdona.)

El caso es que amo mucho a mis chicos, y verlos dormir es la excusa perfecta para quedarme en la cama un poco más. Pero mañana, sin falta, volvemos a salir a caminar. Nieve, truene o llueva.

Un beso a las amatxus que no pueden dormir la siesta. mjo

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