Todo lo contrario. Tengo la energía de un ciclón, y arraso casi casi de igual manera. No me ha bastado la vuelta de dos horas monte a través, ni las tres lavadoras o las tareas domésticas a la velocidad de la luz, no. Más, quiero más, puedo más. Me pongo con el balcón hasta que queda de revista de decoración. La plancha me mira tentadora. Tú caerás esta tarde, tranquila. Me mueve una fuerza interior que agarraría con todo y lo tiraría por la ventana para hacer más sitio. Soy imparable. Pero, ... soy imparable en silencio. Hoy nadie puede seguirme. Ni lo pretendo. Igual que el otro día yo no podía seguir a nadie, y nadie lo pretendía.
Cada cual tiene sus picos y sus agujeros. Solo hay que dejarse llevar. Dejar que fluya. Y la energía te llevará hasta donde pueda llevarte.
Un beso a las personas que cuidan de sus plantas. mjo
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