Me ha vuelto a salpicar el perro, con su boca grande y blanda, todas las babas que llevaba a cuestas. No hay manera con ese hombre. No veo remedio. No le interesa.
Después me han ignorado tres coches en un paso de cebra. Debe ser que en el extrarradio donde se ubican las escuelas, las personas no tienen prioridad sobre las cuatro ruedas. Hacen que no me ven. Tampoco les interesa.
... da igual, lo confieso aquí, tengo la sensación de verme capaz de aguantar todas esas inclemencias por un par de razones simples:
1. Ayer vi, escuché, conocí y pude hablar ... con J. J. Millás. La baba de can, la espera en la acera, todo, todo lo puedo aceptar con una sonrisa de oreja a oreja.
2. Hoy empiezan las vacaciones.
Vamos, habrían sido necesarias cosas mucho más denigrantes para sentir afectada mi armonía y mi paz risueña.
Puede pasar cualquier cosa. No importa. Me pillará en la luna.
Un beso a mis cómplices lectoras del rincón. Lo de ayer fue magia. No me digas que no. mjo
Te digo que sí, lo de ayer fue magia.
ResponderEliminarPues brindo por más momentos así.
ResponderEliminarmuak.