Una tarjeta, un documento oficial, que al presentarlo, el trato recibido sea mejor, más cálido, más humano. Eso lo plantea Millás en su último encuentro con Javier del Pino. Y aquí, una servidora quiere una. Yo soy sensible a las malas pulgas ajenas, a los funcionarios que gruñen en su ventanilla, a las personas que sin tacto opinan y opinan. Yo quiero una tarjeta para persona sensible que cuida de personas sensibles. Y quiero una tarjeta para cada persona sensible que conozco, y conozco unas cuantas.
Cada lunes cocino lentejas, hago limpieza, preparo la lista de tareas, organizo las clases y escucho la radio. Me gustan los lunes si nada interrumpe esta rutina. Y me gusta escuchar A vivir que son dos días.
Un beso de radio en diferido, o como se dice ahora, en podcast. mjo
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