"La voz grave desgranaba las palabras, que se ensordecían progresivamente hasta perderse en la bruma. Había que perseguirlas mentalmente en la penumbra, a tientas, y luchar contra los paisajes que se iban dibujando; un refugio contra los agujeros de mortero del lenguaje."
Libro para fin de semana con lluvias alternas, vientos racheados y soles inesperados en pleno carnaval.
Las medusas no tienen orejas. Un libro de Adèle Rosenfeld.
La ilustración de la portada es una preciosidad.
Un beso a las personas que no oyen, a las oyen que demasiado, a las que oyen cada vez menos, ... mjo
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