domingo, 12 de julio de 2020

Día de urnas


Como siempre, hay quien va a votar y hay quien va a votar ... y da la nota. Y no lo digo desde el punto de vista negativo, para nada. Ya sabes que yo creo que lo de hacer reír a las personas con las que convivimos debería ser obligatorio por decreto foral. O más. Lo digo, porque aquí el chico que susurraba a las vacas (y de eso, ya os hablaré otro día, lo prometo) y una servidora, yo misma, han ido hoy a votar bien temprano y con la mejor de sus intenciones y lo han hecho entre un orden y una seriedad que solo hemos tardado en destrozar unos dos segundos. 

Ataque de risa de primer orden ante la chorrostada de gel que ha salido por el dispensador endemoniado que no había quien se lo quitara de las manos. Frota que te frota, y el personal de control ahí, esperándonos. Y él y yo, que no sacábamos el sobre del bolsillo de mi chubasquero de estrellas y lunas por no mojar el sobre con tanto gel como teníamos encima. Si no fuera por graciosa la cosa, habría sido un puntito bochornosa.

Y el caso, es que no muy lejos de ahí, y aproximadamente a esa misma hora, mi querida amiga R. (la que corre entre los árboles) se encontraba ante un dispensador de gel tan generoso o más que el nuestro. Y en la confusión del frotarse las manos, ha sacado la Barik en lugar del DNI. Total, casi lo mismo. Creo que las personas de la mesa, después de tanta cara seria al otro lado de las mascarillas, se ha echado alguna que otra risa. ¡Bravo!

Y es que, no hay duda, tenemos estilo. Y no podemos pasar desapercibidas nunca. 

Un beso a las chicas que votan con los labios pintados y puesta la mascarilla. mjo

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