Poco a poco me voy encontrando con amistades a las que no venía desde antes del confinamiento. Algunas han cambiado de pintalabios, de color de pelo o están más delgadas o más rellenas, o se han casado o divorciado, o ...
Volveremos a estar como antes, me dicen. Y yo suspiro. Creo que nos hemos acostumbrado a echarnos de menos, a hacernos las valientes, a no quejarnos por nada, a no mostrar el miedo, y a decir que la incertidumbre no nos afecta, y a tirar hacia adelante sin mirar atrás por miedo a arrepentirnos de algo que ya no tiene remedio.
Hoy me he encontrado con una de esas personas en las que no había pensado en estos días. Seguramente ella tampoco ha pensado estos días en mí. Al vernos, inmediatamente, nos hemos acordado de las risas que nos hacíamos antes todas juntas (como en la canción de Amaral) y al separarnos, he sentido una especie de lástima grande por esa brecha que se abrió en nuestras vidas (en todas las vidas) aquella semana de marzo, en la que encerrarse era lo más seguro que podía hacer el ser humano. Nadie nos va a devolver nada. Y solo nos queda mirar hacia adelante, sonreír y desear cosas buenas para todas las personas.
Un beso de que así sea. mjo
Como dijo alguien bastante más listo que quien escribe, "...todavía hoy, plantaría un árbol"
ResponderEliminarEs cierto, no hay que rendirse nunca.
ResponderEliminarUn beso a la guapa señora Fletcher de la cuadrilla. mjo