Lo de ayer no fue una comida de trabajo. Fue otra cosa para la cual no hay aún un nombre definido. Las horas pasaron volando. Me tuve que ir al llegar la noche. Me acompañaron una luna llena enorme, brillante y la música (de la buena) bien alta, en un viaje de vuelta a casa en el que me dediqué a repasar lo que había visto, lo que hablamos, lo que nos reímos.

Haremos cosas, estoy segura. Prometo que voy a poner un orden mágico en ese sueño tuyo de crear un estilo propio. Tú ya lo tienes. Sigamos.
Un beso de cristal y madera. mjo
Nota: Qué pequeñito es el mundo, y cómo nos lleva la vida de un lugar a otro para luego juntarnos.
Otra nota: Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario