El edificio que veo desde mi ventana es tan azul como la falda que me compré este verano. (Y que dicho sea de paso, automáticamente, se convirtió en mi falda favorita.) Antes, el edificio, era crema o amarillo, o algo parecido, pálido. Ahora lo están pintando de azul, muy azul. Pronto, quitaran los andamios y las telas y cacharros y podremos verlo entero. Más de una persona se va a llevar una sorpresa.
No es mala idea pintar los edificios de colores. Ahora quiero uno verde pistacho. Igual, si ponemos color a nuestras casas y nuestras calles, dejamos de ver el gris de la crisis, de la soledad, de la pobreza y .... no imposible. Eso lo vamos a ver pintemos del color que pintemos.
Un beso azul esperanza. mjo
1 comentario:
Vale. Hecho. Yo siempre he soñado con vivir en una casita azul con un arbol rojo.
La de la camiseta fucsia de rebajas.
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