miércoles, 8 de agosto de 2018

Aquellos maravillosos años


Cómo cambian las cosas. Cuando yo era niña, si al levantarte hacía buen día (y digo calor, solazo, cielo azul, pajaros cantando) y oías un voz maternal diciendo: arriba, ¡¡hoy hace día de playa!! a la vez que olías a tortilla de patatas con pimientos verdes, ...allá que corríamos a ponernos el pantalón corto y las chanclas de coger cangrejos. Luego, en la carretera, siempre había colas de coches repletos de familias que también al abrir la ventana habían gritado ¡hoy hace día de playa! y habían hecho tortilla con patatas y pimientos verdes para la suya tartera. Y resoplábamos por la tardanza y más aún por el calor (el aire acondicionado era cosa de coches de otra gama o de ciencia ficción) y al llegar, gloria, arena para jugar, agua hasta decir basta y horas de sol y crema solar. 2 horas de siesta para hacer la digestión, cambio de bañador cada ratito para no coger frío y mucho cuidado con la marea (siempre circulaba alguna historia rondando de una cuadrilla que se quedó atrapada en una roca lejana al subir el nivel del agua).

Y digo que han cambiado mucho las cosas, sí, porque ahora ya sabes hasta 14 días antes (por un aplicación en el móvil) la temperatura del aire, del agua y de la arena. Sabes la hora de la pleamar, la bajamar y hasta la ocupación de personas por toalla cuadra. Ya no existe el riesgo. Vaya, he ido a la playa, y ... hace malo. Imposible. O solo para las muy despistadas.  Ahora siempre vas sobre seguro. Planificado, cronometrado y compartido con una foto por guasá (que dice la abuela) no vaya a ser que nadie se entere de que has ido a la playa. Eso es casi peor que no ir. Increíble pero cierto.


A mí me gustaba ir a la playa, y me sigue gustando. Y si hay que ir, voy bien temprano, bien informada de las mareas, y sobre todo, con mensajito a mi amiga (adicta a esto de la costa) para decirle que he sido la primera en pisar la arena. Como el primer astronauta en la luna. O más.

Un beso de sombrilla y hamaca. mjo

Nota: Yo no hago fotos, y tampoco las envío. Rara, soy rara.

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