"Cuando aquella mujer alta, de cara segura y manos largas, les abrió la puerta, Claudia pensó: "Ésta es su querida." pero él la besó cómodamente, como a una hermana, y luego presentó: "Claudia, Lucía". Lucía sonrió. Tenía la boca grande, los pómulos salientes. Claudia sucumbió a su absurda y antigua convicción de que las personas de boca grande eran fieles, nobles y generosas."
Quién de nosotros de Mario Benedetti
En un día de lluvia y noticias no muy buenas, Benedetti para acompañar la lágrima y Bach para despistar el alma.
Un beso de polvorón. mjo
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