No hay estreno que se precie sin una buena bajada de defensas del sistema inmunitario y su correspondiente malestar general. Garganta, cabeza, ... ya sabes, ay, que malita me he puesto. Tanto correr, tanto trabajo, tantos nervios... no pueden derivar en otra cosa que no sea en una piltrafilla sofera, alimentada a base de sopas de miso, pescaditos ricos y mucha infusión calentita. Para mañana como nueva. Pero ayer y hoy, socorro, qué daño. Menos mal que tengo chicos curanderos y amigas enfermeras, que si no... Además, si al estreno le añades lo que he dicho que no debería haber dicho, lo que no digo y debería decir, más el frío reinante, más la preocupación por los trabajos que me esperan, ... no queda otra: recaída fijo. Y es que soy yo muy sensible y me apocho con facilidad. Eso sí, siempre después de cumplir con mis tareas.
Un beso de pañuelo y manta. mjo
Nota: Acompaña mi tarde un libro que va y viene. Mal de piedras de Milena Agus
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