La vida te sorprende si te dejas llevar. No tengo ninguna duda. El final de agosto asoma y cada día, desde aquel 21 de junio, ha sido una maravilla. No importa la temperatura, no importa si hay sol o lluvia, no depende del lugar, tampoco del dinero que puedas gastar, tampoco cuenta si el plan tiene lagunas y debes improvisar, .... nada de esto importa, porque nada de esto te hace tan feliz como la paz de saber que el lugar donde estás es el lugar donde debes estar y las personas con las que estás son, claro, con las que debes estar.
Ayer acabamos jugando a los bolos en San Bartolome, comiendo tortilla y pastas de chocolate.
Un beso de me gusta mucho mi familia. mjo
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