Anne Sullivan, una maestra con discapacidad visual graduada del Instituto Perkins para Ciegos, llegó a la casa de Helen en marzo de 1887. En su autobiografía, Keller diría:
«Me maravillo al pensar en los inconmensurables contrastes que había entre las dos vidas que reunió ese encuentro». Inmediatamente, solicitó una habitación separada para facilitar la comprensión de los conocimientos de Helen y comenzó a enseñarle a comunicarse por medio del deletreo de palabras en su mano. Al principio se resistió ya que no entendía que había una única palabra asignada para cada objeto. De hecho, cuando trató de enseñarle la palabra «taza», Helen se frustró tanto que rompió su pocillo. El gran avance de Keller en la comunicación llegó el mes siguiente, cuando se dio cuenta de que los movimientos que su maestra hacía en la palma de su mano mientras hacía correr agua fresca sobre su otra mano simbolizaban la idea de «agua».
Vi una película basada en esta historia. Nunca la he olvidado.
"se dio cuenta de que los movimientos que su maestra hacía en la palma de su mano mientras hacía correr agua fresca sobre su otra mano simbolizaban la idea de «agua»
Nuestro cerebro relaciona palabras con todo lo que nos rodea. Y debemos ser impecables.
Un beso sensible a ciertos temas. mjo
No hay comentarios:
Publicar un comentario