Entre telediarios, prensa digital, pareja y amigas, tengo más información de la que puedo asimilar, y eso sin contar con la inestimable ayuda del señor de bigote y perilla que cada mañana me alegra la vida con sus bromas al otro lado de la línea telefónica. Política, sanidad, modelos de sociedad, reconstrucción de un país, alternativas, opciones de futuro...
Y esta vez no diré eso de dudo luego existo, sino ... perdonen, pero no entiendo nada.
Sol, viento, ríos, una tierra rica en suelo para agricultura y ganadería, mares, costas, playas, pesca, personas fuertes, valientes y decididas, personas que dedican su vida a la ciencia, a la investigación, la cultura, el arte, ... y solo se nos ocurre explotar nuestra riqueza para complacer al turismo extranjero de manera que, si lo perdemos, nuestra economía se va a la porra. Pues no lo entiendo.
Más cosas que no entiendo. Concentrarse el 8 de marzo no fue una buena idea, pero ahora un tipo con un palo de golf le pega a una farola (o una señal de tráfico, no estoy muy segura) y otro invita a todo el mundo a salir a la calle a manifestarse en la vía pública. Pues no lo entiendo.
Limitaciones para deporte, para paseos, para encuentros familiares, pero cada tarde veo por mi ventana corros de hombres bebiendo, una tras otra, un montón de latas de cerveza que acumulan en la mesa como quien expone su colección de sellos valiosos. Y yo mientras, aplaudo al personal sanitario que a la hora de arriesgar su vida no distingue entre personas sensatas y tarugos del tres al cuarto. Pues no lo entiendo. (Su comportamiento, digo. No el criterio sanitario)
Un beso de yo no quería, pero al final ... lo he dicho. mjo