"La tía Leonor, hermana de mi padre, dejaba caer de vez en cuando una frase solemne dicha en tono terrible. Su tono, por lo general, era terrible, porque, más que hablar, gritaba. Estaba siempre enfadada con el mundo entero y, sobre todo, con mi padre, quien por su parte, también estaba siempre enfadado con ella."
Soledad Puértolas
La novela olvidada en la casa del ingeniero
En la portada, un teléfono negro de los de antes, con los números para girar la ruleta con el dedo índice.
Un beso de lunes de otoño. mjo
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