Destrozada por la muerte de su madre y, al mismo tiempo, desconcertada y «más que un poco avergonzada» por la intensidad de su reacción, Arundhati Roy comenzó a escribir estas memorias en un intento de comprender sus sentimientos hacia la madre de la que huyó a los dieciocho años, «no porque no la amara, sino para poder seguir amándola».
Este es el libro que Roy lleva «escribiendo toda la vida», un texto honesto, divertido y conmovedor, un canto a la libertad y un homenaje al amor espinoso. Un último abrazo entre madre e hija.
Un beso a la señora que llena mis mañanas de cariño y alegría. mjo
Nota: Sí, es la autora de El dios de las pequeñas cosas
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