Van cayendo. Como en el desprendimiento de Arnedillo estas últimas vacaciones de Semana Santa. Van cayendo y al principio son pequeñas e insignificantes. Nada grave. Nada indica que algo puede ocurrir más allá de un poco de polvo y gravilla. Siguen cayendo. Las pequeñas sujetan otras más grandes. Poco más grandes, la verdad. Empieza el corrimiento de tierras. Ruedan piedras y a su paso arrastran otras piedras mayores. Así, sin que te des cuenta, con una pequeña arena del tamaño de un guisante o menos, empieza algo que acabará colapsando la carretera, como en pueblito del balneario.
Y así ocurre a veces con mi cabeza.
Menos mal que tengo junto a mí a alguien que me dice que no todo es un musical. Y a otra que me dice que no todo son diamantes, o a otra que ...
Gracias. Ahora ya podemos sacar la excavadora y empezar a trabajar.
Un beso al chico de los paseos mañaneros. mjo
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