Si ayer leíste lo de La queja es un alivio trampa ... aquí van algunas propuestas.
- Detecta tus detonantes de la queja. Qué situaciones, comentarios, actitudes, etc. te ponen en modo "on". Porque si ya los ves venir, puedes frenarte a tiempo o, al menos, empezar a autorregularte antes de forma consciente.
- Dale un tiempo limitado. Permítete máximo un minuto, pero luego corta por lo sano.
- Describe lo que te molesta y oblígate a hacerte una pregunta que te fuerce a pensar de otra manera. Por ejemplo: "Sí, el tráfico es un horror. ¿Cómo puedo aprovechar este tiempo en el coche?".
- Practica la gratitud estratégica. No se trata de forzarte al optimismo ingenuo, sino de entrenar el foco. El foco en lo que sí funciona. Si protestas por algo tan tonto como que el semáforo tarda en ponerse en verde, puedes decirte: "Menos mal que tenemos semáforos y funcionan, porque cruzar la calle en los países sin apenas semáforos ..." Y verás como no te cuesta tanto jugar a poner el foco en otras cosas. Porque siempre hay diferentes lecturas que puedes elegir para una misma situación. Solo es cuestión de práctica.
A mi querida amiga le hizo mucha gracia. Que sepas que la fuente es, nada más y nada menos, ... Telva.
Un beso de coach barata. mjo

No hay comentarios:
Publicar un comentario