"El corazón de Óscar era un sótano cochambroso con toda la maquinaria oxidada, pero aún así, saltaron en él las alarmas del abandono. Ésta era a todas luces una situación nueva. Cuando Natalia se enfurruñaba durante días asegurando que "no me pasa nada, estoy per-fec-ta-men-te bien", Óscar le aplicaba una dosis extra de caricias y palabras tan usadas que ya probablemente no significaban nada. Pero funcionaban. Y de vez en cuando, si ella se encerraba a llorar en el baño, Óscar pegaba la cara a la puerta y recitaba una larga oración de perdón. Funcionaba. Pero hacer las maletas ya no es lamentarse. Es irse. Es como la diferencia entre decir "te quiero" y querer de verdad. Un abismo. Y para saltar ese abismo, Óscar necesitaría recursos nuevos y completamente desconocidos para él."
Óscar y las mujeres. Santiago Roncagliolo.
Recomendación de C.
En la portada una pareja sentada en un sofa, llevan bigotes postizos y antenas de televisión.
El arte imita a la vida, dijo Aristóteles. La vida imita al arte, replicó Wilde. La vida imita a la televisión, sentenció Woody Allen.
Un besote. mjo
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