Me pareció muy mayor, muy delgado, muy frágil cuando entró en escena. (Su voz ya había invadido el espacio, dejándonos con la boca abierta, desde un off, pidiendo silencio y respeto.) Cuando ocupó su lugar, casi en la corbata del escenario, junto al taburete y con un vaso en la mano, ahí, en ese momento, paré de pensar, paró de parecerme nada. Y me dejé llevar por ese amor enorme hacia la mujer de rojo sobre fondo gris. Esa mujer que dejó un hueco que nada puede llenar. Que ocupa todos los pensamientos. Todos los recuerdos. Todas las palabras. Esa mujer, que aún no estando, lo llena todo con su dolorosa ausencia. Ana.
Cuando salió tras los aplausos me pareció tremendamente joven, igual de delgado, pero no tan frágil. Ahí era él y no Nicolás.
Me gusta cuando actúa. Cine, teatro. Y más cuando simplemente habla. Siempre ha sido fruto de mi admiración. Y no va a dejar de serlo.
Un beso de hablaremos. mjo
Una frase: "Con su sola presencia aligeraba la pesadumbre de vivir".
No hay comentarios:
Publicar un comentario