miércoles, 27 de noviembre de 2019

La última vez


Y es que no aprendo. Ayer, justo antes de irme a la cama, agotada y somnolienta hasta el punto de no recordar donde había dejado la almohada, no se me ocurre otra cosa que mirar una mensaje en el dichoso whatsApp. Bingo, cinco puntos, canasta de 3. En un mensaje me proponían llevar a cabo, para estas fechas que vienen a la vuelta de la esquina, un Olentzero para la escuela. Estupendo. Se acabó. Se me fue el sueño y las ganas de dormir más lejos que a la porra. Mi cabeza empezó a pensar maneras de ser original, de que participen mis 40, y de llegar a tiempo y con dignidad a la altura de dicho encargo, y ya no pude dormir hasta tener confeccionado en mi imaginación un simulacro para empezar hoy mismo y no sufrir en el intento. Y no es que tema no poder llegar, lo que me ocurre es que conozco bien la exaltación infantil y esta noticia puede ser una bomba de colorines en una chocolatería suiza. Que la suerte esté conmigo.  La última vez, lo juro, que miro el dichoso móvil antes de irme a la cama.

Un beso a la otra chica que envía mensajes por la noche sobre sábanas y edredones. mjo

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