viernes, 4 de octubre de 2013

Ella dice que no sabe leer.


Después corrige, sí, sí sabe leer y escribir, y tiene buena letra. Con ese tono entre irónico y serio que siempre le acompaña y a mí tanto me despista (incluso, pero no se lo digas, me intimida) nos suelta en el sofá, junto a su compañero de vida, ... que ella no sabe leer. Ahí todas nos miramos con unas caras que si fuéramos dibujos de comic, de nuestras cabezas saldrían globos con interrogaciones y exclamaciones.

No es que no sepa leer, ella lo que quiere decir (posiblemente, perdón si me equivoco, siempre peco de valiente) es que no tiene hábito, que no tiene un criterio definido a la hora de elegir un libro u otro, que no habla después de esos libros que lee, que no hay una posterior reflexión o memoria sobre lo leído. O tal vez no se refiera a nada de esto. Le preguntaré cuando vuelva de su viaje.

Leer no es leer mucho, no es leer siempre, no es una obligación ni una moda. Leer es como cualquier otra acción que hagas en tu vida. Y debes disfrutarla. Si no la disfrutas, si no la deseas, si no te lleva entre sus lineas a otros mundos, ¿para que le vas a dedicar más tiempo? Eso sí, si de repente encuentras entre los libros un cobijo, una respuesta, una sonrisa, una frase que no quieres olvidar, una emoción, .. si te enamoras, si te enamoras de lo que lees igual que de una tarde de lluvia sin frío, o de una playa desierta en otoño o de un racimo de uvas, si te enamoras de un libro, no solo sabes leer, sino que además tienes la suerte de ser feliz haciéndolo.

Esto más o menos es lo que nos ocurre a las personas que acudimos al rincón. Sin libros, no podemos.

Un beso largo. mjo

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