jueves, 20 de agosto de 2015

Piedras


Cada cual tiene un sueño a la hora de viajar. Hay quien quiere descansar y hay quien quiere correr y bailar. Hay quien quiere ver monumentos o paisajes y hay quien quiere probar variadas gastronomías y recorrerse cien bodegas en un sólo día. Hay quien quiere ligar, quien quiere leer, quien quiere ir a museos o quien quiere pasar sus días practicando yoga desde el amanecer hasta el anochecer. 

A unas amigas, a las que me encanta ver de vez en cuando, les apetece este año ir a ver un pequeño archipiélago de islas volcánicas allá por el mar Egeo. Nada más y nada menos. Y yo me muero de la envidia, claro. Pues mira tú por donde, ayer una gestora de éstas que te pasan el catálogo de posibilidades, te hablan de las estancias y te cobran el precio, les quería redireccionar el gusto hacia algo más cercano, más moderno y (mucho) más ruidoso. Y por supuesto en una fecha que no fuera septiembre, que está todo más tranquilo, más apagado y (mucho) más deshabitado de veraneantes y cachondeo. Pues eso. Justo lo que desean. Piedras, belleza, tranquilidad, .. Pues no había manera. No les ofrecía lo que ellas querían. Increíble pero (una vez más) cierto. Cosas de la naturaleza humana y de los negocios, en este caso sobre el turisteo, que no piensan en la felicidad de cada persona si no en el computo global de movilizaciones vacacionales. A veces pasa.

Ánimo chicas, seguro que dais con una persona que os entienda, y haga realidad el sueño de acercaros a Grecia. De momento, si necesitáis una garrotera, me avisáis y os acompaño. 

Un beso envidioso. mjo

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