miércoles, 13 de junio de 2018

¿Será cierto?


Llevo días aquejada de un terrible sueño diurno y nocturno y de un cansancio poco habitual en personas de mi carácter. Terrible carácter, dicho sea de paso, en lo bueno y en lo malo. Llevo un tiempo que miro al cielo y me pesan los ojos, el pecho y con ello un poco también el ánimo. Dicen, con cariño, que será este tiempo indefinido que nos lleva de la lluvia al calor sin una tregua concreta y con una incertidumbre punzante ante el dilema de la vestimenta. Yo que de natural me acatarro con el aletear de una mosca, ando con fiebres, estornudos y malestares varios que no hacen otra cosa que alimentar una extraña sensación de desilusión acompañada de una notoria bajada de hombros. ¿Seré yo? Puedo pensar que es el exceso de compromisos laborales, puede creer que es la falta de horas de lectura y descanso, puedo incluso llegar a atribuir esta apatía al cansancio prolongado tras unos meses muy intensos de emociones. Nada me sirve de consuelo. Y es, claro, la teoría del tiempo, la que más se acerca a una hipotética causa. La falta de luz, la ausencia de calor, la confusión entre una mente que se encuentra en el mes de junio, y un cuerpo que aún no puede llevar algodón fino, sandalias o comer helado junto al río. La inestabilidad me puede. Y la falta de un cielo azul me apena soberanamente. Soportaré estoicamente mi mal, no me queda otro remedio. Tan sólo quería lanzarlo al vuelo, tal vez con un poco de suerte, alguien comparta este sentimiento raro y se manifieste a mi lado. 

Un beso de luz blanca. mjo

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