Ayer me despedí de los mejores y más ricos helados que he comido en mucho tiempo. Se acabó la temporada. Posiblemente el próximo verano vuelvan. Ojalá. El de mango ha sido me preferido, y el de limón. También el de chocolate. Bueno, no sé, todos estaban estupendos. Y el cucurucho, rico también.
Imagino que hay que ir haciéndose a la idea de que el otoño, y sus 16 grados de esta mañana, empujan con el codo a mis camisetas de verano, los pantalones cortos y los helados de media tarde. Ayer, como sabiendo que era la última oportunidad, la cola era interesante: amamas felices, criaturas sobre bicis de cuatro ruedas, parejas, ciclistas, algunas amatxus y adolescentes varios, ahí estaban, pidiendo uno de cereza, de oreo o de nutela. Dijo el chico que los más vendidos, los de vainilla. Vaya, nunca lo hubiera pensado.
Un beso de sorbete. mjo
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